La capital de Perú es una ciudad fantástica para recorrer, salpicada de multitud de sitios culturales y una arquitectura bellamente conservada. Fundada por el conquistador Francisco Pizarro en 1535, Lima fue nombrada por primera vez “Ciudad de los Reyes” — una referencia bíblica a los “Tres Reyes Magos de Oriente” — antes de que los colonialistas españoles cambiaran su nombre. Los edificios históricos más significativos se sitúan alrededor de la Plaza Mayor, siendo el más notable el Palacio de Gobierno, donde todavía se puede observar el cambio de guardia realizado por los Húsares de Junín. La hermosa Catedral y los diversos pequeños palacios y balcones coloniales también juegan su papel en la belleza de la ciudad. Otro punto culminante es el famoso Museo Larco Herrera, documentando las culturas milenarias que precedieron a la civilización inca y conteniendo una valiosa colección de artefactos precolombinos, incluyendo algunas de las mejores cerámicas eróticas pre-incas de América del Sur.
Cuzco, que alguna vez fue llamada el «ombligo del mundo» por los incas, se encuentra en el sur de los Andes del Perú, donde la grandeza colonial se combina con la perdurable mampostería del Imperio Inca. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es la principal puerta de entrada a Machu Picchu, el Valle Sagrado y las ruinas circundantes. En su centro, la Plaza de Armas, que alguna vez fue Huacaypata, sigue viva con cafés, galerías y la catedral de Cusco del siglo XVI, construida con las piedras de Sacsayhuamán. En las cercanías, el distrito de San Blas se despliega con casas de adobe encaladas, balcones azules y talleres donde los artesanos elaboran trabajos en metal, tallas en madera y arte sacro. En toda la ciudad, los estratos históricos se revelan en lugares emblemáticos como el Korikancha, la calle inca de Hatun Rumiyoc con su piedra de doce ángulos, el Museo de Arte Colonial y los antiguos santuarios y templos acuáticos repartidos por las colinas circundantes.
Aguas Calientes, oficialmente Machu Picchu Pueblo, se encuentra en la región de Cusco en Perú, acunada entre los exuberantes bosques nubosos de los Andes. Situada a lo largo del río Urubamba, la ciudad está rodeada de imponentes acantilados y una densa vegetación selvática, con un arroyo central que la divide y atravesada por pintorescos puentes peatonales. Establecida como puerta de entrada a las icónicas ruinas de Machu Picchu, a 9 kilómetros de distancia, Aguas Calientes surgió junto a la línea de ferrocarril a principios del siglo XX para dar cabida a los viajeros. Hoy en día, prospera como centro turístico, con calles aptas para peatones, una variedad de hoteles, restaurantes y mercados artesanales. Los visitantes pueden relajarse en los baños termales naturales de la ciudad, que inspiraron su nombre, o embarcarse en senderos junto al río y la jungla que ofrecen impresionantes vistas. Un poco más allá de la ciudad, el valle de Mandor atrae a los visitantes con sus tranquilos senderos y una impresionante cascada que cae en cascada a través de un exuberante entorno selvático repleto de flora diversa.
Como se describió previamente