Cuzco, que alguna vez fue llamada el «ombligo del mundo» por los incas, se encuentra en el sur de los Andes del Perú, donde la grandeza colonial se combina con la perdurable mampostería del Imperio Inca. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es la principal puerta de entrada a Machu Picchu, el Valle Sagrado y las ruinas circundantes. En su centro, la Plaza de Armas, que alguna vez fue Huacaypata, sigue viva con cafés, galerías y la catedral de Cusco del siglo XVI, construida con las piedras de Sacsayhuamán. En las cercanías, el distrito de San Blas se despliega con casas de adobe encaladas, balcones azules y talleres donde los artesanos elaboran trabajos en metal, tallas en madera y arte sacro. En toda la ciudad, los estratos históricos se revelan en lugares emblemáticos como el Korikancha, la calle inca de Hatun Rumiyoc con su piedra de doce ángulos, el Museo de Arte Colonial y los antiguos santuarios y templos acuáticos repartidos por las colinas circundantes.