La gran ciudad portuaria de Tangalle, en la provincia meridional de Sri Lanka, ofrece a los lugareños excelentes oportunidades de pesca en un remanso de playas de arena, intercaladas con afloramientos rocosos fotogénicos (lo que le da a la ciudad su nombre, que significa «roca proyectada»). Los restos del colonialismo holandés se pueden ver en la arquitectura; por ejemplo, en un antiguo fuerte que funciona como prisión hoy en día. La ciudad sirve como punto de partida para visitar el templo rocoso de Mulkirigala, situado en un peñasco rocoso a unos 16 kilómetros al norte. El templo consta de siete cuevas en cinco niveles escalonados, donde los visitantes pueden ver una serie de grandes estatuas de Buda reclinadas intercaladas con figuras más pequeñas sentadas y de pie, así como algunas pinturas murales fantásticas.