En la mañana hacia Zipaquirá para visitar la famosa Catedral de Sal, ubicada a unos 50 kilómetros al norte de Bogotá. Esta impresionante estructura, dentro de una mina de sal, es un símbolo de devoción y creatividad que atrae a miles de visitantes cada año.

Al ingresar, los visitantes son recibidos por un ambiente místico y mágico, donde las luces tenues iluminan las paredes de sal, creando un paisaje surrealista. La catedral cuenta con túneles y cámaras talladas en la roca salina, adornadas con esculturas y relieves que representan escenas religiosas y simbólicas.

El recorrido ofrece una experiencia sensorial única, con pasillos estrechos y techos altos que dan la sensación de estar inmerso en un mundo subterráneo. Los visitantes pueden admirar las impresionantes obras de arte talladas en sal por talentosos artesanos locales, así como contemplar las capillas para la reflexión y la oración.

Además de su valor espiritual y estético, la Catedral de Sal destaca por su importancia histórica y cultural. Construida en la década de 1950 como un lugar de culto para los mineros, ha evolucionado en un destino turístico de renombre internacional, fusionando tradición religiosa con innovación arquitectónica.