Santa Sofía ocupa un lugar destacado en la historia del arte y la arquitectura. Es una de las raras obras de este tamaño y edad que ha sobrevivido hasta nuestros días. Está dedicado a la Sabiduría Divina.

El aspecto exterior no es elegante; fue construido como una cáscara, sin mucho cuidado por las proporciones. Por otro lado, el interior es tan espléndido y cautivador como un palacio. En su conjunto, es una estructura «imperial». Entre las grandes restauraciones posteriores se encontraban los contrafuertes construidos por el arquitecto Sinan en el siglo XVI y la restauración por los hermanos Fossatti en 1947-49. Santa Sofía fue convertida en museo por orden Ataturk en 1935 después de tres años de restauraciones.