Situado en el corazón de la isla de São Miguel, en el valle de Furnas, el Jardín Terra Nostra se estableció en 1775, cuando el comerciante estadounidense Thomas Hickling se enamoró de Furnas y decidió crear el refugio de relajación perfecto, que aún hoy seduce a todos los visitantes. Además de su extensa colección de camelias (más de 600 especies, algunas de las cuales son únicas en el mundo), el parque es famoso por su piscina termal que, llena de agua volcánica, reposa a 40 °C y es rica en hierro y otros minerales mágicos.